Pasajes de la Guerra Revolucionaria: Congo

Foreword by Aleida Guevara
Paperback
$18.95 US
On sale Apr 23, 2024 | 296 Pages | 9781644211403

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En abril de 1965, el Che Guevara se marcha de La Habana al Congo para dirigir a 200 veteranos cubanos que asisten al movimiento de liberación africana contra los colonialistas belgas, cuatro años después del asesinato del presidente socialista democráticamente electo, Patrice Lumumba.
Porque el diario trata el admitido "fracaso" del Che, examina cada detalle doloroso de lo sucedido para poder extraer enseñanzas constructivas para futuros movimientos guerrilleros.
Único entre sus libros, Pasajes de la Guerra Revolucionaria: Congo es un retrato del Che brutalmente honesto que ilustra su capacidad como cuentista; en sus relatos de los fascinantes episodios de conflicto armado de la guerrilla no hay hesitación, endulzamiento o jerga. Algunos lo consideran el mejor libro del Che, también es uno de los pocos que editó para la publicación luego de escribirlo.
EL CHE GUEVARA EN EL CONGO Gabriel García Márquez
NOTA EDITORIAL
MAPAS DEL RECORRIDO DEL CHE
PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN

PASAJES DE LA GUERRA REVOLUCIONARIA: CONGO
ACLARACIÓN DE ALGUNOS TÉRMINOS
ADVERTENCIA PRELIMINAR
PRIMER ACTO
SEGUNDO ACTO
PRIMERAS IMPRESIONES
PRIMER MES
MUERE UNA ESPERANZA
UNA DERROTA
LA ESTRELLA FUGAZ
VIENTOS DEL OESTE Y BRISAS DEL ESTE
ROMPIENDO AMARRAS
SEMBRANDO AL VOLEO
INTENTANDO «EL SEGUIMIENTO»
EL ENFERMO SE AGRAVA
TOMANDO EL PULSO
EL PRINCIPIO DEL FIN
LUCHA CONTRA EL TIEMPO
FUGAS VARIAS
DESASTRE
LA VORÁGINE
PUÑALADAS TRAPERAS
EL FRENTE ORIENTAL ENTRA EN COMA
EL DESPLOME
EPÍLOGO

ANEXO:
LISTADO GENERAL DE COMBATIENTES CUBANOS EN EL CONGO
NOTAS
ÍNDICE DE NOMBRES
EL CHE GUEVARA EN EL CONGO
Gabriel García Márquez

Nada ilustra mejor la duración e intensidad de la presencia cubana en África más que el hecho de que el Che Guevara mismo, en el apogeo de su vida y el pico de su fama, se fue a luchar en la guerra de guerrillas en el Congo. Dejó Cuba el 26 de abril de 1965 —el mismo día en el que envió su carta de despedida a Fidel Castro, en la que renunciaba a su cargo de comandante y todo lo que lo ataba legalmente al gobierno— viajó solo en un vuelo comercial, encubierto con un nombre falso y alterando con maestría apenas dos rasgos de su apariencia. En su bolso de mano llevaba obras literarias y una buena cantidad de inhaladores para aliviar su insaciable asma. Las horas muertas las pasaría en cuartos de hotel jugando infinitas partidas de ajedrez consigo mismo. Un tiempo después se reunió con doscientas tropas cubanas en el Congo, que habían viajado desde la Havana en un barco cargado de armas. El objetivo puntual de la misión del Che era entrenar a la guerrilla del Consejo Nacional de la Revolución, que estaba luchando contra Moїse Tshombe, esa marioneta de los ex colonialistas belgas y las compañías mineras internacionales. A Patrice Lumumba lo habían asesinado y, aunque el jefe titular del Consejo Nacional de la Revolución era Gaston Soumialot, la persona que estaba realmente a cargo de la operación era Laurent Kabila, instalado en su escondite de Kigoma, en la orilla opuesta al lago Tanganyika. Sin dudas esta situación ayudó al Che Guevara a mantener su identidad real en secreto y, para mayor seguridad, tampoco aparecía él como líder principal de la misión. Por este motivo era conocido bajo el seudónimo «Tatu», que es la palabra en swahili para el número tres.

Desde abril hasta diciembre de 1965 el Che Guevara estuvo en el Congo, no sólo entrenando a las guerrillas sino guiándolas x PASAJES DE LA GUERRA REVOLUCIONARIA: CONGO y luchando a la par de ellas. Sus conexiones personales con Fidel Castro, que han sido objeto de muchísimas especulaciones, nunca se debilitaron: ambos mantuvieron un contacto permanente y amistoso a través de un refinado sistema de comunicación.

Luego de que Tshombe haya sido derrocado, los congoleños le pidieron a los cubanos que retiren las tropas, en función de concretar un armisticio. El Che se fue así como llegó: sin espamentos. Se tomó un vuelo normal a Dar es-Salaam en Tanzania y mantuvo la cabeza enterrada en un libro de problemas de ajedrez que leyó y releyó durante las seis horas de viaje. En el asiento de al lado, su ayudante cubano trataba de esquivar las misivas del comisario político del ejército de Zanzíbar, un viejo admirador del Che que habló acerca de él durante todo el vuelo, en el intento de obtener novedades y reiterando su deseo de verlo de nuevo alguna vez.

En ese fugaz y anónimo pasaje por África, el Che Guevara plantaría una semilla que nadie podrá destruir. Algunos de sus hombres se fueron a Brazzaville a entrenar a las guerrillas para el PAIGC [Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde] (liderado en ese entonces por Almícar Cabral) y especialmente para el MPLA. Más tarde, una de estas columnas entró a Angola en secreto y, bajo el nombre «Columna Camilo Cienfuegos», se unió a la lucha contra los portugueses. Otra columna se infiltró en Cabinda para luego cruzar el río Congo e implantarse en la región de Dembo, el lugar de nacimiento de Agostinho Neto, donde la lucha contra los portugueses se había prolongado cinco siglos. Entonces, la ayuda reciente [1975–91] por parte de Cuba a Angola es el resultado no de un impulso pasajero sino de una política consistente de La Revolución cubana hacia África. En este caso, sin embargo, había un nuevo elemento dramático en la compleja decisión que tenía que tomar Cuba. Ya no era sólo una cuestión de enviar ayuda sino de embarcarse en una guerra convencional a gran escala, a más de diez mil kilómetros de distancia, con un costo económico y humano incalculable, y muchas consecuencias políticas impredecibles.
Ernesto Che Guevara es profundamente radicalizado cuando, como un joven doctor atravesando América Latina por segunda vez, un viaje que luego describe en Diarios Latinoamericanos, presencia, primero la Revolución Boliviana, y luego, en Guatemala, el derrocamiento del gobierno democráticamente electo de Jacobo Árbenz por las fuerzas respaldadas por Estados Unidos. Luego de escapar a México, Guevara se reúne con un grupo de revolucionarios cubanos exiliados en Ciudad de México encabezados por Fidel Castro e inmediatamente se enlista en la expedición planeada para derrocar al dictador cubano Fulgencio Batista. Los cubanos le ponen el sobrenombre Che, una forma popular de dirigirse en su Argentina nativa. El grupo zarpa a Cuba el 25 de noviembre de 1956 a bordo del velero Granma, con el Che como el doctor del grupo. Dentro de pocos meses, Fidel lo designa comandante del Ejército Rebelde, aunque continúa atendiendo a los guerrilleros heridos y los soldados capturados de Batista.
El General Batista huye de Cuba el 1 de enero de 1959, luego de eso el Che se vuelve uno los líderes principales del nuevo gobierno revolucionario. También es el representante más importante de la Revolución Cubano en una escala internacional, encabezando numerosas delegaciones y ganándose la reputación de ser un apasionado y elocuente portavoz para la gente del Tercer Mundo. En abril de 1956, el Che se va de Cuba para dirigir una misión guerrillera de 200 soldados cubanos para apoyar la lucha revolucionaria en el Congo, una misión que relata en Pasajes de la Guerra Revolucionaria: Congo. El libro se caracteriza por la brutal y disciplinada honestidad del Che, mientras relata la secuencia de fracasos y callejones sin salida que caracterizaron esa misión, analizando cada una, y sin embargo nunca perdiendo de vista su optimismo innato y la claridad de su misión. Después de volver a Cuba en diciembre de 1965, el Che prepara otra fuerza guerrillera, está vez a Bolivia, adonde llega en noviembre de 1966 con una pequeña fuerza guerrillera, con la intención de desafiar a la dictadura militar del país. Lo captura la fuerza contrainsurgente entrenada por los Estados Unidos en octubre de 1967, y los asesinan a sangre fría el día siguiente. Sus diarios de Bolivia fueron editados y publicados bajo el título El Diario del Che en Bolivia.

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En abril de 1965, el Che Guevara se marcha de La Habana al Congo para dirigir a 200 veteranos cubanos que asisten al movimiento de liberación africana contra los colonialistas belgas, cuatro años después del asesinato del presidente socialista democráticamente electo, Patrice Lumumba.
Porque el diario trata el admitido "fracaso" del Che, examina cada detalle doloroso de lo sucedido para poder extraer enseñanzas constructivas para futuros movimientos guerrilleros.
Único entre sus libros, Pasajes de la Guerra Revolucionaria: Congo es un retrato del Che brutalmente honesto que ilustra su capacidad como cuentista; en sus relatos de los fascinantes episodios de conflicto armado de la guerrilla no hay hesitación, endulzamiento o jerga. Algunos lo consideran el mejor libro del Che, también es uno de los pocos que editó para la publicación luego de escribirlo.

Table of Contents

EL CHE GUEVARA EN EL CONGO Gabriel García Márquez
NOTA EDITORIAL
MAPAS DEL RECORRIDO DEL CHE
PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN

PASAJES DE LA GUERRA REVOLUCIONARIA: CONGO
ACLARACIÓN DE ALGUNOS TÉRMINOS
ADVERTENCIA PRELIMINAR
PRIMER ACTO
SEGUNDO ACTO
PRIMERAS IMPRESIONES
PRIMER MES
MUERE UNA ESPERANZA
UNA DERROTA
LA ESTRELLA FUGAZ
VIENTOS DEL OESTE Y BRISAS DEL ESTE
ROMPIENDO AMARRAS
SEMBRANDO AL VOLEO
INTENTANDO «EL SEGUIMIENTO»
EL ENFERMO SE AGRAVA
TOMANDO EL PULSO
EL PRINCIPIO DEL FIN
LUCHA CONTRA EL TIEMPO
FUGAS VARIAS
DESASTRE
LA VORÁGINE
PUÑALADAS TRAPERAS
EL FRENTE ORIENTAL ENTRA EN COMA
EL DESPLOME
EPÍLOGO

ANEXO:
LISTADO GENERAL DE COMBATIENTES CUBANOS EN EL CONGO
NOTAS
ÍNDICE DE NOMBRES

Excerpt

EL CHE GUEVARA EN EL CONGO
Gabriel García Márquez

Nada ilustra mejor la duración e intensidad de la presencia cubana en África más que el hecho de que el Che Guevara mismo, en el apogeo de su vida y el pico de su fama, se fue a luchar en la guerra de guerrillas en el Congo. Dejó Cuba el 26 de abril de 1965 —el mismo día en el que envió su carta de despedida a Fidel Castro, en la que renunciaba a su cargo de comandante y todo lo que lo ataba legalmente al gobierno— viajó solo en un vuelo comercial, encubierto con un nombre falso y alterando con maestría apenas dos rasgos de su apariencia. En su bolso de mano llevaba obras literarias y una buena cantidad de inhaladores para aliviar su insaciable asma. Las horas muertas las pasaría en cuartos de hotel jugando infinitas partidas de ajedrez consigo mismo. Un tiempo después se reunió con doscientas tropas cubanas en el Congo, que habían viajado desde la Havana en un barco cargado de armas. El objetivo puntual de la misión del Che era entrenar a la guerrilla del Consejo Nacional de la Revolución, que estaba luchando contra Moїse Tshombe, esa marioneta de los ex colonialistas belgas y las compañías mineras internacionales. A Patrice Lumumba lo habían asesinado y, aunque el jefe titular del Consejo Nacional de la Revolución era Gaston Soumialot, la persona que estaba realmente a cargo de la operación era Laurent Kabila, instalado en su escondite de Kigoma, en la orilla opuesta al lago Tanganyika. Sin dudas esta situación ayudó al Che Guevara a mantener su identidad real en secreto y, para mayor seguridad, tampoco aparecía él como líder principal de la misión. Por este motivo era conocido bajo el seudónimo «Tatu», que es la palabra en swahili para el número tres.

Desde abril hasta diciembre de 1965 el Che Guevara estuvo en el Congo, no sólo entrenando a las guerrillas sino guiándolas x PASAJES DE LA GUERRA REVOLUCIONARIA: CONGO y luchando a la par de ellas. Sus conexiones personales con Fidel Castro, que han sido objeto de muchísimas especulaciones, nunca se debilitaron: ambos mantuvieron un contacto permanente y amistoso a través de un refinado sistema de comunicación.

Luego de que Tshombe haya sido derrocado, los congoleños le pidieron a los cubanos que retiren las tropas, en función de concretar un armisticio. El Che se fue así como llegó: sin espamentos. Se tomó un vuelo normal a Dar es-Salaam en Tanzania y mantuvo la cabeza enterrada en un libro de problemas de ajedrez que leyó y releyó durante las seis horas de viaje. En el asiento de al lado, su ayudante cubano trataba de esquivar las misivas del comisario político del ejército de Zanzíbar, un viejo admirador del Che que habló acerca de él durante todo el vuelo, en el intento de obtener novedades y reiterando su deseo de verlo de nuevo alguna vez.

En ese fugaz y anónimo pasaje por África, el Che Guevara plantaría una semilla que nadie podrá destruir. Algunos de sus hombres se fueron a Brazzaville a entrenar a las guerrillas para el PAIGC [Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde] (liderado en ese entonces por Almícar Cabral) y especialmente para el MPLA. Más tarde, una de estas columnas entró a Angola en secreto y, bajo el nombre «Columna Camilo Cienfuegos», se unió a la lucha contra los portugueses. Otra columna se infiltró en Cabinda para luego cruzar el río Congo e implantarse en la región de Dembo, el lugar de nacimiento de Agostinho Neto, donde la lucha contra los portugueses se había prolongado cinco siglos. Entonces, la ayuda reciente [1975–91] por parte de Cuba a Angola es el resultado no de un impulso pasajero sino de una política consistente de La Revolución cubana hacia África. En este caso, sin embargo, había un nuevo elemento dramático en la compleja decisión que tenía que tomar Cuba. Ya no era sólo una cuestión de enviar ayuda sino de embarcarse en una guerra convencional a gran escala, a más de diez mil kilómetros de distancia, con un costo económico y humano incalculable, y muchas consecuencias políticas impredecibles.

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Ernesto Che Guevara es profundamente radicalizado cuando, como un joven doctor atravesando América Latina por segunda vez, un viaje que luego describe en Diarios Latinoamericanos, presencia, primero la Revolución Boliviana, y luego, en Guatemala, el derrocamiento del gobierno democráticamente electo de Jacobo Árbenz por las fuerzas respaldadas por Estados Unidos. Luego de escapar a México, Guevara se reúne con un grupo de revolucionarios cubanos exiliados en Ciudad de México encabezados por Fidel Castro e inmediatamente se enlista en la expedición planeada para derrocar al dictador cubano Fulgencio Batista. Los cubanos le ponen el sobrenombre Che, una forma popular de dirigirse en su Argentina nativa. El grupo zarpa a Cuba el 25 de noviembre de 1956 a bordo del velero Granma, con el Che como el doctor del grupo. Dentro de pocos meses, Fidel lo designa comandante del Ejército Rebelde, aunque continúa atendiendo a los guerrilleros heridos y los soldados capturados de Batista.
El General Batista huye de Cuba el 1 de enero de 1959, luego de eso el Che se vuelve uno los líderes principales del nuevo gobierno revolucionario. También es el representante más importante de la Revolución Cubano en una escala internacional, encabezando numerosas delegaciones y ganándose la reputación de ser un apasionado y elocuente portavoz para la gente del Tercer Mundo. En abril de 1956, el Che se va de Cuba para dirigir una misión guerrillera de 200 soldados cubanos para apoyar la lucha revolucionaria en el Congo, una misión que relata en Pasajes de la Guerra Revolucionaria: Congo. El libro se caracteriza por la brutal y disciplinada honestidad del Che, mientras relata la secuencia de fracasos y callejones sin salida que caracterizaron esa misión, analizando cada una, y sin embargo nunca perdiendo de vista su optimismo innato y la claridad de su misión. Después de volver a Cuba en diciembre de 1965, el Che prepara otra fuerza guerrillera, está vez a Bolivia, adonde llega en noviembre de 1966 con una pequeña fuerza guerrillera, con la intención de desafiar a la dictadura militar del país. Lo captura la fuerza contrainsurgente entrenada por los Estados Unidos en octubre de 1967, y los asesinan a sangre fría el día siguiente. Sus diarios de Bolivia fueron editados y publicados bajo el título El Diario del Che en Bolivia.